Abril y los ojos azules
Para dar comienzo a este mes de abril, os queremos mostrar el relato ganador en el concurso de Relatos Cortos, organizado por el Ayuntamiento de Campos del Río, con motivo de la celebración de la Semana de la Mujer en el mes de Marzo de 2022.
A mis abuelas, a mis tías y a mi madre.
Ojos azules
Era la tercera vez que me miraba de reojo, con sus ojillos achinados, vidriosos y algo pícaros, con sus pupilas de un azul intenso que ,en su juventud, debieron brillar intensamente y que, ahora sólo reflejaban el cansancio de una vida que había sido al compás de larga, muy dura
Abu, di lo que estás deseando preguntar desde que entré por esa puerta._ le dije mientras me giraba levemente.
¿Yo?_ dijo como si se hubiese sorprendido.
¡Si tú!. Venga Abu, te conozco y cuando pones esa mirada en mí, queriendo decir sin hacerlo es que tramas algo, las abuelas no dais puntá sin hilo, como tú bien me enseñaste de niña._ Y le sonreí.
¡ Ya estamos !, que si me miras es porque quieres preguntar y, si al final pregunto es que me meto en tu vida. ¡ releñe con la juventud!_ protestó.
Abu, pregunta, y así nos quedamos las dos tranquilas._ dije ya por terminar la conversación.
Pues si, ahora que lo dices, llevo ya unos días que quiero preguntarte por ese novio tuyo que ya no viene por aquí._ Y por fin, lo soltó.
¿ A qué novio te refieres?_ le pregunté haciéndome la despistada.
A ese que trajiste la semana pasada, con una moña aquí arriba que parecía un pájaro carpintero._ Dijo señalándose la parte superior de la cabeza.
Abu, ese chico se llama Jesús y no es mi novio._ le argumenté con toda la paciencia que pude.
¡ Releñe! ¿No es tu novio y te fuiste con él un fin de semana por ahí, no sé dónde porque no se lo pude sonsacar a tu madre?._ Preguntó así de directa.
Eso no significa nada, además ya hemos terminado._ le contesté tajantemente.
A ver que yo lo entienda nieta, te vas con él y pasaríais la noche en el mismo sitio…_ aclaró vocalizando muy despacio.
Si, claro._ dije yo rotundamente.
¡ Madre del Amor Hermoso!. ¡Entonces, lo que te ha pasado ya sé yo lo que es!_ dijo subiendo la voz, porque levantarse de la silla le hubiese costado más trabajo.
¿ Qué ha pasado, según tú, Abu?_ le interrogué, porque yo también quería que me diese su versión de los hechos.
¡ Que el muchacho no quiere cumplirte ahora!_ dijo a pleno pulmón.
¡ Por favor!, ¡no es eso!_ repuse con firmeza.
En mis tiempos, un hombre le cumplía a su novia, y si no, lo buscaba el padre y lo traía bien derechito, con el cañón apuntando la espalda. _ afirmó mientras subía la mano y apuntaba como si tuviese un arma de verdad.
¡ABUELA…!_ ya no podía contenerme más.
¡No te pongas así, que eso mismo hizo tu abuelo con tu padre!_ comentó por lo bajo, pero aún así lo oí.
Pues se podía haber estado quieto el abuelo…_ comenté yo en el mismo tono de voz.
Si, en eso tienes razón…, primero lo buscó para traerlo a la fuerza, y después, le apuntó para que no volviese a poner los pies en esta casa. _ dijo con rotundidad.
Si, Abu, me acuerdo y no me gustaría hacerlo._ lo dije como un pensamiento en voz alta.
Pues, aunque duela hay que acordarse, eso mismo le digo a tu madre, que lo que tiendes a olvidar puede volver a ocurrir por la falta de no tenerlo presente._ lo dijo como una sentencia.
Abu, déjalo correr, hace ya mucho tiempo._ expuse, queriendo acabar con la conversación.
¡Leche! ¡ qué manía, nieta!, que yo no quiero revivir aquello, pero tampoco olvidarlo como si no hubiese pasado. Que tu abuelo , que en paz descanse, tuvo que tragase su orgullo, que era mucho, y pasar la vergüenza que pasó…_ afirmó con voz quebrada.
Abu, ¡vergüenza ninguna!, ¡Estaban maltratando a su hija!_ y, ahora sí, subí la voz.
Eso es ahora, pero antes que un padre echara a su yerno por darle un guantazo a su mujer era otra cosa._ dijo, ya algo más repuesta.
Es que el abuelo era un adelantado a su tiempo_ dije con una leve sonrisa.
Eso puede ser, tenía sus cosas, no quería que saliese pintada a la calle porque yo era buena moza, y él se ponía muy celoso; además, ¡que yo no salía ni al portal de la calle si él no venía conmigo!. Pero, vamos, ¡cuando ese desgraciado le puso la mano a su niñita lo tuvo bien clarito!, ¡ a la calle y no vuelvas!._ lo dijo poniendo tanto énfasis que casi se le cae la dentadura.
Abuela, que tienes la lengua muy suelta esta tarde…_ le reñí.
Perdóname, cosas de mayores, reflexiones de personas que estamos al final de la carrera, casi llegando a la meta._ murmuró entre una mueca de risa y seriedad.
Abu, a ti te quedan, todavía, unos cuantos kilómetros._ y la besé.
Bueno, no me cambies de tema, el muchacho ese…_ dijo para llevarme otra vez a su terreno.
Jesús_ le dije recordándole el nombre.
Ese que se llama como nuestro señor, pero sólo se le parece en el nombre._ espetó.
Pues, eso Abu, que no lo tenía claro, y lo he dejado. _ le comenté como cuando le tienes que explicar algo a un niño.
¡ Virgen Santísima! ¿ Tú lo has dejado?._ dijo bastante sorprendida.
Si, definitivamente._ dije mirándola a los ojos.
Cariño, y, ¿ por qué si puede preguntártelo esta viejita entrometida?_ soltó aprovechando esa sonrisa picarona.
Porque Abu, tenía claro que no quería que la historia se repitiese…_ dije , y esta vez sí que no pude disimular la tristeza para que no se diese cuenta.
¡Niña mía!_ Exclamó, esta vez levantándose de la silla como pudo_ ¿ Ves como te ha servido la memoria?, No para odiar, sino para valorar cómo enfrentarte a la vida en el momento en que se te presenta una situación similar a la que quisiste enterrar. La memoria, nieta, no debe guardar rencor alguno, sólo mantener vivo el recuerdo para que ciertos sucesos no vuelvan a ocurrir. ¡ Estoy muy orgullosa de ti!_ terminó su discurso y se sentó porque ya sus piernas no le sujetaban el cuerpo.
Abu, y yo de ti._ le dije abrazándola muy fuerte.
Nieta, digo yo, que aunque durmieseis juntos en aquel viaje, sería conveniente que un futuro novio no se enterase._ me susurró al oído mientras se prolongaba el abrazo.
¡ABUELA!_ me separé de golpe.
¿ Qué?, ¡leche, una mentirijilla!_ dijo sonriendo y dándome un suave azote.
Abu, en estos tiempos eso no tiene la importancia que tenía en los tuyos; ahora existe libertad sexual para la mujer que, por desgracia, ni tú ni mi madre pudisteis disfrutar._ alegué.
¡ Por desgracia!, ¡Tú lo has dicho! Si yo volviera, no iba a ser tu abuelo el único que no fuese virgen al matrimonio. _ argumentó ya con una gran sonrisa, enmarcada por unas arrugas propias de su edad.
¡ Eso Abu, así se habla!_ dije, saltando de alegría.
¡Madre mía!, espero que tu abuelo no lo haya escuchado allá donde esté._ afirmó mirando hacia el techo.
Lo siento, abu, siento la vida tan dura que habéis llevado mi madre y tú._ comenté a modo de homenaje.
¿ Qué habláis?. ¡Parece que he oído algo sobre mí…!_ soltó mi madre, que apareció de repente tras el cristal de la puerta que daba acceso al patio.
Nada hija, que la tuya ha dejado al novio, que la mujer tiene, afortunadamente, libertad sexual y poder de decisión sobre su vida, y que, nosotras hemos contribuido a que estas nuevas generaciones de mujeres, como mi nieta, puedan tener las libertades que a nosotras nos faltaron._ dijo de tirón, sin atrancarse y con rotundidad.
Mamá, Abu, os quiero…_ les dije con lagrimas en los ojos y las abracé.
Vuelve a quedarse pensativa, ahora ya no me mira sino que dirige sus profundos ojos de azul intenso hacia el infinito y esboza una sonrisa.